La sexualidad en niños y niñas con discapacidad y
El Abuso sexual Infantil.
La sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano que se desarrolla desde la infancia, y todos los niños, incluidas las niñas y los niños con discapacidad, tienen derecho a explorarla y entenderla de manera segura y apropiada para su edad. Sin embargo, existe una realidad sombría que a menudo se pasa por alto: los niños y niñas con algún tipo de discapacidad, ya sea física, psíquica o sensorial, enfrentan un riesgo significativamente mayor de sufrir abuso sexual en comparación con sus pares sin discapacidad. Esta disparidad alarmante exige una comprensión profunda y una acción concertada por parte de padres, madres, educadores y profesionales.
Una Realidad Más Frecuente de lo que Imaginamos
Es esencial quitar la creencia errónea de que el abuso sexual infantil es una posibilidad remota. Por el contrario, es una realidad latente, y su incidencia es considerablemente mayor en la población infantil con discapacidad. Estudios revelan datos escalofriantes: dos de cada tres niñas con discapacidad y uno de cada tres niños discapacitados son víctimas de abuso. La mayor incidencia se observa en la discapacidad intelectual, es decir, en menores con retraso mental, lo que subraya la importancia de abordar las necesidades específicas de este grupo.
¿Por Qué la Discapacidad Aumenta el Riesgo de Abuso?
- Los niños con discapacidad a menudo requieren asistencia adicional en su higiene personal y cuidado físico, lo que aumenta las oportunidades de acceso a su cuerpo por parte de los cuidadores. Además, la presencia de múltiples cuidadores que cambian con frecuencia puede dificultar que el niño establezca vínculos de confianza estables y diferencie entre contactos físicos apropiados e inapropiados.
- Existe dificultad para diferenciar entre "extraños" y "conocidos" dada la cantidad de profesionales (médicos, psicólogos, rehabilitadores, logopedas, fisioterapeutas, educadores, celadores, monitores, etc.) que interactúan con estos niños, la línea entre "extraño" y "conocido" se vuelve borrosa, dificultando el reconocimiento de intenciones maliciosas.
- Mayor contacto físico y dificultad para reconocer el abuso: La naturaleza de algunos tratamientos y cuidados puede implicar un contacto físico constante, lo que puede dificultar que el niño discierna entre un toque terapéutico y uno abusivo. Esta confusión no solo aplica al abuso sexual, sino también a otras formas de maltrato, como el maltrato físico, que puede ser justificado bajo el pretexto de "tratamientos rehabilitadores dolorosos".
- Barreras para la comunicación y la denuncia: Para muchos niños con discapacidad, reconocer que están siendo abusados es un desafío considerable. Si a esto se le suma una discapacidad que afecta el lenguaje o la comunicación, la posibilidad de que puedan verbalizar lo que les ocurre se vuelve aún más remota, o incluso imposible. Los abusadores explotan precisamente esta dificultad, asumiendo que el niño no los delatará o que, si lo hace, no se le creerá.
- Falta de resistencia y sumisión aprendida: Los niños con discapacidad física pueden tener limitaciones para resistir o defenderse. Además, muchos de estos niños son educados en la sumisión y la obediencia hacia el adulto debido a su dependencia inherente, lo que les impide enfrentarse a un agresor. Su dependencia emocional de los adultos que los cuidan agrava aún más esta situación.
La Elección del Abusador: ¿Por Qué Niños con Discapacidad?
Los abusadores eligen a niños con discapacidad por razones egoístas y manipuladoras:
- Mayor facilidad para engañar por lo que suelen ser menos conscientes de las intenciones maliciosas y son más susceptibles a la manipulación.
- Poseen menos capacidades, habilidades y recursos para oponerse al abuso y resistirse.
- Existe la dificultad para revelar el abuso ya que su capacidad para comunicarse y denunciar el abuso es menor, e incluso nula en casos donde no han desarrollado un lenguaje funcional.
- Percepción social de menor credibilidad: La sociedad, lamentablemente, tiende a percibir a los niños con discapacidad como menos creíbles si logran darse cuenta y relatar el abuso.
Nuestra sociedad a menudo perpetúa ideas erróneas que contribuyen a esta terrible realidad. Una de las más dañinas es la creencia de que el abuso traumatiza menos a un niño con discapacidad porque "no se da cuenta de lo que le pasa". Esta noción es completamente falsa. El abuso sexual deja las mismas secuelas devastadoras (ansiedad, miedo, depresión, insomnio, desconfianza, etc.) en un niño con discapacidad que en cualquier otro niño. La diferencia radica en que los niños con discapacidad tienen menos recursos y apoyo para superar estas secuelas, incluyendo una menor capacidad para contarlo y ser creídos y ayudados.
¿Cómo Proteger a los Niños con Discapacidad?
La protección de los niños y niñas con discapacidad es una responsabilidad compartida que exige un enfoque multifacético:
- El primer paso es importante: padres, cuidadores y educadores deben tomar conciencia de que su hijo o alumno, debido a su discapacidad, tiene un riesgo elevado de ser víctima de abuso sexual. No se trata de alarmarse excesivamente, sino de mantener una vigilancia consciente.
- Si bien es fundamental estar alerta, no se debe caer en la paranoia. La clave es observar el trato que recibe el niño de las diferentes personas en su entorno. Prestar atención a señales como el temor a un cuidador específico, el rechazo a estar a solas con alguien o cambios inexplicables en su comportamiento. No solo se trata de detectar estas señales, sino de indagar en las razones detrás de ellas.
- Como a cualquier otro niño, y siempre adaptándose a sus capacidades, es fundamental educarles en el respeto a sí mismos y a sus límites corporales. Fomentar la autonomía y el desarrollo de un criterio propio para que puedan identificar situaciones inusuales o incómodas. Se les debe enseñar a comunicar cualquier cosa que les haga sentir mal o que no entiendan, siempre a un adulto de su entera confianza. Establecer un círculo de confianza sólido con al menos dos o tres adultos a quienes puedan acudir es vital.
- Trabajar activamente en el desarrollo de sus habilidades comunicativas, utilizando cualquier forma de lenguaje que les sea funcional (verbal, gestual, pictogramas, dispositivos de comunicación asistida). Cuantas más herramientas tengan para expresarse, mayor será su capacidad para denunciar un abuso.
- Adaptar estrategias de seguridad personal a sus capacidades, enseñándoles a decir "no", a escapar de situaciones peligrosas y a buscar ayuda. Esto puede incluir juegos de rol y ejercicios prácticos.
- Es imperativo que todos los profesionales que interactúan con niños con discapacidad reciban formación específica sobre la prevención, detección y manejo del abuso sexual infantil. Esto incluye aprender a reconocer las señales sutiles de abuso que pueden manifestarse de manera diferente en niños con discapacidad.
- Políticas de seguridad claras en instituciones: Las escuelas, centros de rehabilitación y cualquier institución que atienda a niños con discapacidad deben implementar políticas de seguridad rigurosas, incluyendo verificaciones de antecedentes para el personal, supervisión constante y protocolos claros para la denuncia de abusos.
- Fomentar un ambiente donde el niño se sienta seguro para expresar sus sentimientos y preocupaciones sin temor a ser juzgado o no creído. La confianza y el apoyo incondicional son pilares fundamentales para que puedan romper el silencio.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Discapacidad y abuso sexual. Lo que deben saber los educadores. (2020, junio 4). Familia y Salud. https://www.familiaysalud.es/salud-y-escuela/educacion-infantil-0/temas-psicoeducativos/discapacidad-y-abuso-sexual-lo-que-deben
Jul, 12. (s/f). Los niños con discapacidad son víctimas de la violencia con más frecuencia. Paho.org. Recuperado el 27 de junio de 2025, de https://www.paho.org/es/noticias/12-7-2012-ninos-con-discapacidad-son-victimas-violencia-con-mas-frecuencia
UNFPA Ecuador. (24 de Abril de 2019). UNFPA Ecuador.
Obtenido de UNFPA Ecuador:
https://ecuador.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/guia%20salud%20sexual%20discapacidad.pdf
Elaborado por Sarbia Domínguez Genesis Priscila



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