El proceso mediante el cual un bebé crece desde una sola
célula es asombroso y pocos acontecimientos son tan emocionantes como el
nacimiento de un ser humano. (Solano et al., 2019).
El desarrollo embrionario es un periodo esencial en el que comienzan a formarse las estructuras fundamentales del organismo, durante las dos primeras semanas, conocidas como fase germinal, el cigoto se divide sucesivamente hasta convertirse primero en mórula y luego en blastocisto. Esta última estructura se adhiere al endometrio del útero, marcando así el verdadero comienzo del embarazo y estableciendo la base para el crecimiento del embrión.
Posteriormente, entre la tercera y octava semana, se lleva a cabo la organogénesis, un proceso mediante el cual se forma el disco embrionario con tres capas germinales: el ectodermo, responsable del desarrollo de la piel y el sistema nervioso; el mesodermo, que da origen a los músculos, huesos y el sistema cardiovascular; y el endodermo, del cual derivan órganos internos como los pulmones y el sistema digestivo. Al concluir esta etapa, ya son visibles estructuras primarias como el tubo neural, el corazón en funcionamiento, y los primeros indicios de extremidades, ojos y oídos.
PRIMER TRIMESTRE (Mes 1, 2 y 3)
Durante el primer trimestre del embarazo, que comprende desde la concepción hasta la semana doce, tienen lugar cambios fundamentales tanto en el embrión como en el cuerpo materno, en las primeras cuatro semanas, comienzan a desarrollarse las estructuras primarias del sistema nervioso central, el corazón y las extremidades superiores e inferiores. Desde la semana cinco hasta la ocho de gestación, el embrión empieza a mostrar una apariencia más parecida a la forma humana, durante este tiempo, comienzan a definirse las primeras características del rostro, mientras que los órganos internos continúan desarrollándose de manera progresiva, asimismo, el corazón ya ha establecido un ritmo regular y opera de forma eficiente. A partir de la novena semana, el embrión pasa a denominarse feto, y muchos de sus órganos, como los riñones y los intestinos, ya presentan un grado de diferenciación importante.
Entonces detallemos datos importantes sobre esta etapa:
Semanas 3 a 4: Durante este periodo inicial, se origina el tubo neural, que más adelante dará lugar al cerebro y la médula espinal. También se inicia la actividad cardíaca, y comienzan a notarse las primeras estructuras que darán forma a los brazos y las piernas.
Semanas 5 a 6: En este periodo comienza a desarrollarse diversos órganos vitales, como los ojos, oídos, pulmones, hígado y páncreas, estableciendo la base del sistema sensorial, respiratorio y digestivo.
Semanas 7 a 8: Inicia la formación de manos y pies, con una clara separación de los dedos. Además, el embrión presenta sus primeros movimientos, aunque estos son involuntarios y aún imperceptibles para la madre.
Semana 9: Marca el comienzo de la fase fetal, ya muestra una silueta más reconocible, donde destacan los ojos, las orejas y los párpados. En esta etapa, la cabeza sigue siendo considerablemente más grande en proporción al resto del cuerpo.
Semanas 10 a 13: El crecimiento es evidente pues el feto alcanza una longitud de entre 3 centímetros y un peso aproximado de 10 gramos. También empieza a diferenciarse la anatomía externa, como los genitales, aunque en la mayoría de los casos aún no son visibles con claridad mediante ecografía.
Cambios en el cuerpo materno: Durante el primer trimestre del embarazo, la mujer puede experimentar una serie de síntomas característicos como náuseas, vómitos, fatiga constante, aumento en la sensibilidad de los senos, necesidad frecuente de orinar y variaciones emocionales, producto de los cambios hormonales. En esta etapa, el organismo eleva significativamente la producción de hormonas clave como la gonadotropina coriónica humana, la progesterona y los estrógenos, las cuales son fundamentales para el desarrollo y mantenimiento del embarazo en sus primeras fases.
El primer control prenatal suele programarse entre la semana 6 y la 9 de gestación. En esta visita médica se confirma el embarazo, se realiza una ecografía inicial para verificar el desarrollo embrionario y se solicitan análisis de laboratorio, incluyendo exámenes de sangre y orina, para evaluar el estado general de salud de la madre y del embarazo.
SEGUNDO TRIMESTRE (Mes 4, 5 y 6)
En este periodo se produce una fase clave en la evolución del embarazo, donde se consolidan las estructuras y funciones que comenzaron a establecerse en las primeras semanas de gestación. Pues en esta etapa, se fortalece la interacción entre el ambiente uterino y el proceso de crecimiento del embrión, gracias a que el cuerpo materno brinda un entorno óptimo para el progreso fisiológico y morfológico del futuro bebé. La circulación placentaria mejora notablemente, favoreciendo un mayor suministro de oxígeno y nutrientes, lo cual impulsa la multiplicación celular y la maduración de órganos esenciales. Además, este periodo permite realizar controles médicos más precisos, que facilitan la observación detallada del estado del desarrollo embrionario.
¿Qué cambios se generan en el feto y en la madre durante estre trimestre?
Semanas 14 a 16: Durante estas semanas, el feto comienza a crecer de manera rápida, su esqueleto, inicialmente cartilaginoso, empieza a endurecerse al convertirse en hueso. También se desarrollan las cuerdas vocales y el sistema urinario empieza a funcionar, produciendo orina. La cabeza se va elevando respecto al cuerpo y los ojos y orejas se ubican en su posición definitiva. En esta etapa, los movimientos fetales ya son frecuentes, aunque la madre aún no los percibe claramente.
Cambios en el cuerpo materno: Se reduce la sensación de náuseas y vómitos, y muchas mujeres experimentan un aumento en los niveles de energía. También puede notarse un ligero crecimiento del vientre, sensibilidad en las encías y cambios en la pigmentación de la piel (como la línea alba en el abdomen).
Semanas 17 a 20: El feto mide aproximadamente 16 cm y ya tiene un aspecto más humano. Comienza a formarse el lanugo, un vello fino que cubre su cuerpo, y aparece el vérnix caseoso, una sustancia blanca y grasa que lo protege. Se afinan sus sentidos: puede oír sonidos y responder a estímulos auditivos. También empieza a desarrollar el reflejo de succión.
Cambios en el cuerpo materno: Es común que en estas semanas la madre sienta por primera vez los movimientos del bebé, conocidos como “aceleración”, el útero crece y puede empezar a notarse una barriguita más prominente. Algunas mujeres también presentan cambios en la piel, como manchas oscuras en el rostro (cloasma), debido a las hormonas del embarazo.
Semanas 21 a 24: Los movimientos del bebé son más fuertes y coordinados; ya abre y cierra los ojos y sus pulmones inician la producción de surfactante, una sustancia vital para la respiración al nacer. Además, se afina el sentido del tacto y el sistema digestivo comienza a prepararse para el funcionamiento fuera del útero.
Cambios en el cuerpo materno: El crecimiento del útero puede causar molestias como dolor lumbar, calambres o presión en la pelvis. También puede observarse un aumento del apetito y la aparición de hinchazón en tobillos o pies. Muchas mujeres ya pueden distinguir claramente los movimientos del bebé.
Semanas 25 a 27: En esta etapa, el feto continúa aumentando de peso y talla se encuentra cerca de 30cm y pesa 1k. Ya tiene un ciclo de sueño más regular, e incluso puede tener hipo, lo que la madre puede notar como pequeños movimientos rítmicos. Sus órganos internos siguen madurando y los pulmones producen más surfactante, lo que mejora sus probabilidades de supervivencia si nace prematuramente. El cerebro se desarrolla rápidamente, generando conexiones neuronales clave.
Cambios en el cuerpo materno: La barriga es ya claramente visible y pueden aparecer molestias como acidez, estreñimiento o dificultad para dormir. Algunas madres presentan contracciones de Braxton Hicks (contracciones indoloras de práctica) y aumentos en la frecuencia urinaria. Es un buen momento para comenzar a planificar el parto y asistir a controles prenatales más frecuentes.
TERCER TRIMESTRE (Mes 7, 8 y 9)
El tercer trimestre del desarrollo embrionario representa la fase final de la gestación, en la que el organismo en formación se alista para la vida extrauterina, en este periodo, los sistemas y órganos que ya se han desarrollado anteriormente continúan su maduración para alcanzar un funcionamiento adecuado al momento del nacimiento. El ambiente uterino sigue siendo muy importante, pues se mantiene proporcionando los nutrientes, oxígeno y la protección necesaria para sostener el crecimiento del feto. Además, se intensifican procesos esenciales como la acumulación de grasa corporal, el desarrollo neurológico y la maduración pulmonar, factores clave para la supervivencia al nacer, durante estas semanas, también se realizan evaluaciones médicas más frecuentes que permiten vigilar el bienestar fetal y la preparación para el parto. En definitiva, el tercer trimestre es una etapa decisiva en la que se consolidan las funciones vitales y el cuerpo del bebé se perfecciona para afrontar el momento del nacimiento con las mejores condiciones posibles.
¿Qué detalles encontramos en este trimestre?
Semanas 28 a 32: El feto ya mide entre 38 y 43 centímetros y puede
pesar alrededor de 1.5 a 1.8 kilogramos; su cerebro experimenta un notable
crecimiento, formando conexiones neuronales a gran velocidad. Los pulmones
continúan madurando y comienzan a producir mayores cantidades de surfactante,
una sustancia fundamental para la respiración al nacer. Los movimientos fetales
son más frecuentes y definidos, y el feto ya puede responder a estímulos de luz
y sonido del exterior; también encuentra una rutina de sueño y vigilia.
Cambios
en la madre: En estas
semanas, el útero sigue expandiéndose y puede alcanzar hasta 10 cm por encima
del ombligo. Esto puede causar mayor presión sobre los pulmones, provocando
sensación de falta de aire. También es común sentir ardor estomacal, cansancio
en la espalda, y dificultad para dormir. Las contracciones pueden hacerse más notorias, aunque no son dolorosas. Algunas mujeres
experimentan hinchazón en piernas y tobillos.
Semanas 33 a 36: El feto continúa aumentando de peso, la piel se
torna menos arrugada gracias al depósito de grasa subcutánea, lo que le
permitirá regular su temperatura tras el nacimiento. El sistema inmunológico
comienza a fortalecerse, y su sistema digestivo ya puede practicar el proceso
de deglución con el líquido amniótico. También es habitual que el feto adopte
la posición cefálica (cabeza hacia abajo).
Cambios
en la madre: La
presión sobre la vejiga aumenta, por lo que la necesidad de orinar es más
frecuente. También puede haber mayor incomodidad en la pelvis debido al
descenso del bebé. El volumen sanguíneo alcanza su punto máximo y puede
provocar sensación de calor o palpitaciones. Es importante vigilar signos de
parto prematuro como contracciones regulares, pérdida de líquido o sangrado. La
madre puede sentir más intensamente los movimientos fetales, incluso con
pequeñas patadas o estiramientos.
Semanas 37 a 40: En el bebé todos sus
órganos son funcionales, aunque los pulmones y el cerebro siguen
perfeccionándose hasta el momento del nacimiento; el vérnix caseoso y el lanugo
comienzan a desprenderse. El feto traga líquido amniótico, lo cual puede formar
parte del meconio, su primera evacuación después del parto. Su posición es
estable y se prepara para el trabajo de parto. Aquí su peso está entre 2,5k a 3k y mide entre 45 a 50cm.
Cambios en la madre: En las semanas finales del embarazo, muchas mujeres perciben una presión más intensa en la parte baja del abdomen, producto de que el bebé desciende y se acomoda en la pelvis, las contracciones suelen intensificarse, y es frecuente que aparezcan molestias como dolor lumbar, cansancio pronunciado y alteraciones en el estado de ánimo. Paralelamente, el cuello del útero comienza a suavizarse y a dilatarse gradualmente como parte del proceso previo al parto; en algunos casos, se presenta la expulsión del tapón mucoso, una señal de que el cuerpo se está preparando para el nacimiento. Durante este tiempo, el control médico se vuelve más riguroso con el fin de identificar a tiempo cualquier indicio del inicio del trabajo de parto.
Elaborado por: Paola Katherine Murillo Yanez.
Referencias bibliográficas




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